El uso de productos químicos brinda grandes beneficios a la sociedad y es parte vital del bienestar humano. Los sistemas de refrigeración y de aislamiento térmico, por ejemplo, han mejorado la conservación de alimentos, reducido costos y aumentado la eficiencia energética; sin embargo, en estas tecnologías se han empleado sustancias que tienen efectos negativos sobre la salud humana y el medioambiente. Las sustancias agotadoras de la capa de ozono (SAO) son una de éstas dada su capacidad para destruir de forma exponencial las moléculas de la estratósfera: la vida de una sola molécula puede extenderse hasta 400 años, destruyendo cientos de miles de moléculas de ozono.
Además del impacto negativo en la capa de ozono, muchas de estas SAO son también gases de efecto invernadero, lo que implica que tienen el potencial de acelerar el calentamiento global y, con ello, el cambio climático. Las implicaciones de estos efectos son reconocidas como el mayor reto del desarrollo en nuestro tiempo.
Ante este desafío, en 1989 más de 20 países decidieron constituir un acuerdo que permitiera recuperar el daño por la emisión de estas sustancias: el Protocolo de Montreal. Los logros de este mecanismo son muy conocidos, se trata de uno de los instrumentos de cooperación internacional más efectivos y respaldados, además de ser una referencia frente a otros retos globales del sistema multilateral.
México se ha distinguido por cumplir sus compromisos ante el Protocolo. Desde su implementación en 1991, ha reducido más de 98 por ciento del consumo de las SAO y, con el apoyo del Fondo Multilateral del Protocolo de Montreal, ha realizado más de 100 proyectos demostrativos de transferencia tecnológica, capacitación y asistencia técnica. Estos recursos, que ascienden a más de 77 millones de dólares, fueron canalizados al sector industrial para apoyar transformaciones que redujeran o eliminaran el uso de las SAO.
Actualmente, el Gobierno de México, a través de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ejecuta los proyectos “Eliminación de hidroclorofluorocarbonos (HCFC) en aplicaciones de espumas de poliuretano” y “Conversión de HCFC en la fabricación de espumas para refrigeradores domésticos de MABE”. Ambas propuestas son ejemplo de la colaboración del sector privado, las autoridades gubernamentales y la cooperación internacional para encontrar alternativas técnica y financieramente viables que eliminen el uso de las SAO, siendo los HCFC los que más se emplean en la industria. La meta es que las empresas involucradas dejen de usar 2 mil 780.77 toneladas de HCFC para 2018. El efecto en el clima significará una reducción de 4.7 megatoneladas de CO2, equivalente en el periodo 2011-2020 a sacar de circulación 125 mil vehículos al año en ese lapso de tiempo.
El papel del PNUD es colaborar con los países para superar las barreras técnicas y operativas que permitan cumplir los compromisos ante el Protocolo de Montreal. Actualmente, lideramos la preparación de Planes Nacionales de Eliminación de HCFC en 30 países, lo que representa 77 por ciento del consumo global de estas sustancias. Para lograrlo, fortalecemos políticas y marcos regulatorios, desarrollamos capacidades institucionales, damos apoyo para obtener acceso a financiamiento, evaluamos tecnologías alternativas, además de dar asistencia técnica y apoyar en las transferencias tecnológicas.
La experiencia de México con el Protocolo de Montreal muestra que alcanzar el objetivo de eliminación del uso de HCFC sólo será posible si se cuenta con el firme compromiso del sector privado. Las empresas que hasta hoy han colaborado en estas iniciativas han mostrado su liderazgo y confianza en las instituciones, sumándose de manera decidida para proteger la capa de ozono y prevenir los efectos climáticos. A través de estas iniciativas, el PNUD demuestra su compromiso para encontrar soluciones para el desarrollo humano sostenible de México.
[author image=”https://www.mundohvacr.com/wp-content/uploads/2016/03/A0MH0078312.jpg” ]Edgar González González
Es director de Desarrollo Sustentable del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), organización que, basada en el conocimiento experto y la práctica efectiva, se orienta a generar soluciones en los países que buscan alcanzar sus propias metas de desarrollo y lograr los objetivos compartidos y comprometidos con la comunidad internacional, incluidos los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
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