Edwin Dickson, líder técnico de la Unidad Técnica Ozono del Ministerio de Ambiente de Colombia, ha dedicado más de 17 años a transformar el sector HVAC desde adentro. Su trayectoria abarca desde la operación de campo hasta la formulación de políticas públicas, con una visión integral del ciclo de vida de los sistemas de refrigeración.
La historia profesional de Edwin M. Dickson está entrelazada con la transformación ambiental del sector HVAC colombiano. Con más de 17 años de trabajo en la Unidad Técnica Ozono del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible Proyecto PNUD, este maestro en ingeniero químico ha recorrido cada eslabón del ciclo de vida de los sistemas de refrigeración, desde la importación, fabricación, los talleres de servicio, la gestión ambiental hasta la formulación de políticas públicas. Su experiencia, que combina conocimientos técnicos, visión estratégica y vocación formativa, lo posiciona como uno de los actores clave en la transición tecnológica del país hacia soluciones más limpias, seguras y eficientes.
Su primer contacto con el sector fue a través del acompañamiento técnico directo. Visitó empresas de servicios, observó las condiciones reales de trabajo, analizó los errores frecuentes en la manipulación de equipos y comprendió, desde el campo, la distancia que existía entre los objetivos ambientales y la realidad operativa.
Esa cercanía con los técnicos le permitió construir una base sólida para lo que vendría después: la formulación de estrategias que no sólo respondieran a los compromisos internacionales del país, sino que también atendieran los desafíos cotidianos de los profesionales que instalan, mantienen y reparan sistemas HVAC en Colombia.

Tras esa primera etapa, el ingeniero Dickson concentró sus esfuerzos en la gestión ambiental de los residuos generados por los equipos de refrigeración. Allí descubrió una gran área gris: los refrigerantes no siempre se recuperaban de forma segura, la infraestructura para su manejo era limitada y muchas veces los gases se liberaban al ambiente sin ningún tipo de control.
A partir de esa evidencia, orientó su enfoque hacia la prevención, convencido de que el verdadero cambio comienza en el diseño del sistema y no en la contención de sus consecuencias.
De la prevención técnica a la innovación regulatoria
Ese giro lo llevó a trabajar directamente con fabricantes de equipos y a impulsar el desarrollo de tecnologías que incorporaran refrigerantes con bajo o nulo potencial de calentamiento global. Desde su posición en la Unidad Técnica Ozono, promovió la adopción de soluciones definitivas basadas en CO₂ (R-744) y propano (R-290), con el convencimiento de que la innovación ambiental debía venir acompañada de una transformación industrial.
“No basta con importar tecnología limpia. Necesitamos que nuestras propias empresas desarrollen productos con estándares internacionales, que entiendan la sostenibilidad como un eje transversal del negocio”, ha señalado.
Colombia, en ese sentido, ha dado pasos firmes. Actualmente, se encuentran en operación unidades de aire acondicionado con hidrocarburos, sistemas de refrigeración industrial de gran capacidad y aplicaciones con CO₂ tanto en supermercados como en tiendas pequeñas.
Estas soluciones no sólo reducen las emisiones directas, sino que mejoran la eficiencia energética, disminuyen el consumo eléctrico y permiten extender la vida útil de los sistemas. Todo esto, además, se alinea con los objetivos del Protocolo de Montreal y sus enmiendas, que Colombia ha adoptado con compromiso ejemplar.
Sin embargo, el ingeniero Dickson insiste en que la tecnología no puede avanzar sola. Uno de los retos más complejos en esta transición ha sido la formación de los técnicos. Las nuevas soluciones demandan competencias diferentes, manejo de refrigerantes inflamables o tóxicos, y un cambio profundo en los protocolos de seguridad y mantenimiento.
Para él, esa brecha entre la innovación tecnológica y la preparación operativa representa el cuello de botella más crítico. “Un equipo puede ser de última generación, pero si quien lo instala o lo mantiene no está preparado, el riesgo ambiental y físico persiste”, advierte.
Es por eso que buena parte de su trabajo se ha enfocado en articular a los centros de formación, los institutos técnicos y las asociaciones del sector para incorporar estas competencias dentro de su oferta educativa. La formación, sostiene, debe ser descentralizada, accesible y permanente. Las tecnologías definitivas llegarán a todo el país, y el conocimiento también debe hacerlo.
Un país preparado para liderar la transición
Gracias al acompañamiento del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Colombia ha podido consolidar una infraestructura técnica que fortalece esta transición. Se han desarrollado pilotos en refrigeración comercial, climatización en edificios y cadena de frío alimentaria. Se han creado redes de técnicos y técnicas —incluyendo una Red Nacional de Mujeres en Refrigeración— y se ha ampliado la capacidad instalada de centros de regeneración de refrigerantes.
Estas acciones permiten cerrar el ciclo de vida de los sistemas HVAC con un enfoque de economía circular: los gases recuperados pueden ser valorizados, los residuos peligrosos son gestionados correctamente y se reduce la necesidad de introducir nuevas sustancias al mercado.

A nivel normativo, también se han dado avances importantes: el país ha modernizado sus regulaciones y ha comenzado a incorporar criterios de eficiencia energética y sostenibilidad ambiental en sus marcos de referencia.
En paralelo, el mercado también ha evolucionado. El consumidor final, que antes solo se guiaba por el precio o la disponibilidad, ahora comienza a preguntarse por el impacto ambiental del equipo que compra. Cuestiona qué gas refrigerante utiliza, si el sistema le ayudará a reducir su consumo eléctrico o cómo puede disminuir su huella de carbono. Esa nueva conciencia ha transformado la lógica de oferta y demanda. Hoy, los fabricantes que no integran la sostenibilidad en sus productos están perdiendo competitividad.
Dickson ve en este cambio una oportunidad que no debe desaprovecharse. La eficiencia energética ya no es un argumento técnico, es una exigencia comercial.
Quien no ofrezca rendimiento, ahorro y bajo impacto quedará fuera del mercado. Lo mismo ocurre con los refrigerantes: el cliente quiere saber qué está comprando y qué consecuencias tendrá su decisión. Esa presión, lejos de ser un problema, puede ser un motor para acelerar la transformación del sector.
Equidad técnica: la inclusión también es eficiencia
Uno de los aspectos menos visibilizados pero más transformadores del trabajo del ingeniero Dickson ha sido su impulso a la inclusión de las mujeres dentro del ecosistema técnico del frío y la climatización. En un sector tradicionalmente dominado por hombres, Edwin reconoce que la brecha de género no solo representa una injusticia social, sino una pérdida de talento estratégico. “Muchos países enfrentan un déficit de técnicos calificados. Si no incorporamos a más mujeres al sector, estamos desperdiciando una enorme capacidad que podría fortalecer la transición tecnológica”, afirma.
Desde la Unidad Técnica Ozono y con el respaldo del PNUD, se ha impulsado la creación de una Red Nacional de Mujeres en Refrigeración, con programas de formación específicos, certificación de competencias y estrategias de visibilización para romper los estigmas que aún persisten.
Este esfuerzo, más que simbólico, busca construir una fuerza laboral más diversa, resiliente y preparada para enfrentar los desafíos de las nuevas tecnologías. Dickson insiste en que no se trata de cuotas ni discursos vacíos, sino de una necesidad real del mercado: ampliar la base de profesionales capaces de trabajar con soluciones sostenibles, sin importar su género.
Cooperación regional: un aprendizaje compartido
Aunque el caso colombiano ofrece avances concretos, el ingeniero Dickson no pierde de vista que los desafíos tecnológicos y ambientales del sector HVAC son compartidos por toda América Latina. Por eso, ha promovido activamente espacios de cooperación técnica entre países, convencido de que la región tiene más posibilidades de éxito si trabaja de manera articulada.
“No podemos pensar en la sostenibilidad como un proyecto aislado. Lo que funcione en Colombia puede ser replicable en Perú, en Centroamérica o en el Caribe. Necesitamos compartir experiencias, generar estándares comunes y avanzar como bloque”, sostiene.
Esta visión ha llevado a Colombia a participar en foros internacionales, redes de intercambio técnico y programas multilaterales que permiten transferir conocimiento, lecciones aprendidas y buenas prácticas. Para Edwin, el aprendizaje regional no solo reduce los costos de implementación, sino que acelera la adopción de soluciones probadas y evita errores comunes.
Bajo su perspectiva, la integración técnica latinoamericana debe ir acompañada de marcos regulatorios compatibles, metas ambientales compartidas y una visión conjunta sobre el papel que la eficiencia energética y los refrigerantes naturales pueden jugar en el desarrollo económico de la región.
Visión de futuro: diseño, eficiencia y coherencia ambiental
La visión del ingeniero Dickson va más allá de la coyuntura tecnológica. Para él, la sostenibilidad no es un objetivo abstracto ni una tendencia de moda, sino una forma de pensar y actuar que debe integrarse en cada decisión técnica, comercial o regulatoria. La sostenibilidad comienza en el diseño del equipo, se consolida con una operación eficiente y termina con una disposición responsable. En cada uno de esos eslabones debe haber criterios ambientales claros, medibles y coherentes.
Su trabajo en la Unidad Técnica Ozono ha estado guiado por esa filosofía. Ha logrado unir los puntos entre la ciencia, la regulación y la realidad del terreno. Ha traducido compromisos internacionales en políticas públicas concretas. Y sobre todo, ha formado una generación de técnicos, técnicos, fabricantes y responsables de políticas que ahora comprenden mejor su papel dentro de un sector que ya no puede darse el lujo de ignorar su impacto.
Edwin M. Dickson representa esa nueva generación de líderes técnicos que entienden que la innovación no está reñida con la responsabilidad. Que el desarrollo industrial puede ir de la mano con la protección ambiental. Y que la refrigeración, lejos de ser un servicio invisible, puede convertirse en un pilar estratégico para construir un futuro más eficiente, resiliente y sostenible.
