Miguel Ángel Villalobos, director de Bitzer México, comparte su visión sobre el futuro de la refrigeración en el país: la urgencia de profesionalizar al personal técnico, la transición hacia refrigerantes naturales y el papel de la inteligencia artificial en los mantenimientos predictivos. Con más de 28 años en el sector, sostiene que el aprendizaje nace de la curiosidad y la humildad, y que enseñar es una de las formas más efectivas de consolidar el conocimiento técnico.
A Miguel Ángel Villalobos lo mueve una convicción: no basta con vender tecnología de punta, hay que formar a quienes la instalan, la operan y la mantienen. Desde el Centro de Entrenamiento de Bitzer México, Villalobos habla con claridad. “Hoy cualquiera puede instalar un sistema sin demostrar que tiene los conocimientos necesarios. Y eso nos pone en riesgo a todos”.
La falta de certificación entre técnicos e instaladores es uno de los grandes pendientes del sector. “Muchos creen que por reparar un refrigerador doméstico ya pueden hacer una instalación industrial. Y no es así”, afirma. Ante este panorama, Bitzer México ha desarrollado una estrategia integral de formación, con sesiones gratuitas, prácticas presenciales y un aula equipada con tecnología real. “Capacitar es una obligación. Y nuestro centro lleva cinco años haciéndolo”, subraya Villalobos.
Refrigerantes naturales: una postura firme
En la conversación, el director de Bitzer México no duda en remarcar el posicionamiento tecnológico de la empresa: “No promovemos el uso de refrigerantes sintéticos. Nuestra apuesta es por los naturales, como CO₂, amoniaco y propano”.
Desde hace más de dos décadas, la compañía ha trabajado con sistemas de CO₂, y todos sus compresores actuales —ya sean scroll, tornillo o reciprocante— están listos para operar con gases de bajo impacto ambiental. “Somos europeos, y eso marca nuestra visión ecológica. No es moda. Es deber”, puntualiza.
Sin embargo, la adopción en México avanza lentamente. “El primer supermercado con CO₂ lo instalamos hace siete años. El cliente quedó satisfecho, pero no ha replicado el modelo. Estados Unidos aún influye demasiado en nuestras decisiones técnicas, mientras que Centro y Sudamérica ya nos superaron en este aspecto”.
En el ámbito industrial, Villalobos es categórico: “El amoniaco sigue siendo el refrigerante más eficiente. No hay otro que lo supere en ese tipo de aplicaciones”.
Diagnóstico inteligente
La transformación digital del sector avanza, y Bitzer no se queda atrás. “Nuestro módulo IQ se conecta vía Bluetooth y permite a cualquier persona saber por qué se activó una alarma. Diagnostica, previene y hasta detiene el equipo si es necesario”, explica.

La firma también trabaja de la mano con la compañía europea Warm, especializada en análisis de datos de operación en supermercados. “Gracias a esos datos, sabemos cómo deben comportarse los compresores en distintas condiciones. La inteligencia artificial será clave para hacer mantenimientos predictivos. Ya no basta con prender y apagar un equipo”.
Aunque la implementación del módulo IQ aún no es masiva en México, forma parte de la oferta estándar de la compañía. “Entre más dispositivos conectemos, más precisión tendremos. Y eso no solo beneficia al técnico, también al usuario final”, agrega.
Dos décadas de presencia sólida en México
En 2025, Bitzer celebra 20 años en el país. Pero su llegada no fue tentativa, sino una apuesta firme. “Nuestro fundador no vino a ver cómo nos iba. Vino a establecer una compañía formal, con inventario, servicio técnico y compromiso local”, recuerda Villalobos.
Hoy, la empresa mantiene más de tres millones de dólares en inventario y opera su centro de servicios Green Point. “Nos instalamos para quedarnos. No como otras marcas que llegan por uno o dos años y luego desaparecen. Eso le hace daño al mercado”.
La cercanía con los clientes y el respaldo técnico han sido claves para su crecimiento. “Los primeros años no generamos ganancias, pero hoy somos una operación rentable. Nuestro objetivo es claro: ofrecer al mercado local soluciones reales, con tecnología de vanguardia y soporte constante”.
Innovación con visión estratégica

Villalobos no revela detalles, pero confirma que Bitzer desarrolla más de tres nuevas tecnologías en sus laboratorios de Alemania. “No lanzamos nada hasta que estamos seguros de su viabilidad técnica, energética y de producción en masa”.
Mientras tanto, todos los sistemas actuales de la compañía ya están disponibles en versiones compatibles con propano. “Lo presentamos en Chillventa el año pasado. Y es solo el inicio de lo que viene”, afirma.
La confidencialidad no impide que su entusiasmo se perciba. “Estamos listos para lo que sigue. Lo importante es que las innovaciones lleguen bien probadas. No experimentamos con el cliente”.
A los jóvenes: aprender, cuestionar, enseñar
En un país donde la formación técnica aún no se consolida como carrera universitaria, Villalobos recomienda a los jóvenes ingenieros acercarse a los fabricantes. “La refrigeración combina electricidad, termodinámica, química… no se aprende en un solo curso. Hay que involucrarse”.
Por eso, Bitzer ha creado la figura del key account engineer, un ingeniero que responde dudas técnicas todo el día. “No es un call center. Es soporte real, técnico, especializado”.

El consejo más importante que ofrece a los nuevos profesionistas es directo: “Reconocer que no sabes es el primer paso para aprender. Si llegas con esa apertura, todo lo demás llega por añadidura”.
Y va más allá. “La mejor forma de aprender es enseñando. Porque enseñar te obliga a estudiar, a comprender lo que vas a explicar. Cada plática, cada curso que he dado me ha enseñado más a mí que a los demás”.
Con casi tres décadas de experiencia, Villalobos conserva la curiosidad intacta. “Siempre hay alguien que sabe más que tú. Y eso es lo más valioso. Yo todavía pregunto, todavía me sorprendo”.
Recuerda su visita reciente a Quintana Roo, donde un técnico local había rediseñado una parte del sistema debido a las condiciones extremas de la zona costera. “Me tocó preguntar varias veces para entender lo que hizo. Y me sorprendió. Porque eso demuestra que aún puedes aprender del detalle más inesperado”.
La lección es clara: no hay fórmulas absolutas. “El cliente, el entorno, el sistema… todo cambia. Lo importante es tener disposición a entenderlo y resolverlo con inteligencia”.