Es por todos nosotros conocido que la industria de la climatización contribuye de manera importante a la generación de emisiones de efecto invernadero. Según datos publicados por la BBC, puede llegar a representar alrededor del 10% de emisiones de CO2 equivalentes a nivel global.
En nuestra industria, existen diferentes fuentes de emisiones que empiezan en la manufactura de los productos, pasando por las fugas de gases refrigerantes, su consumo eléctrico durante la vida útil y terminando en la disposición de los equipos. En un panorama multifactorial como este, y con la inminente necesidad de reducir las emisiones para garantizar la habitabilidad del planeta, es imposible concebir una solución sin una auténtica colaboración industrial.
Por colaboración industrial me refiero no solo a la muy importante interacción entre los diferentes jugadores para mantener la industria en funcionamiento, sino también a una activa participación de diferentes sectores para poder fomentar infraestructura sostenible que no solamente cumpla, sino que rebase las exigencias de las regulaciones locales.
Un punto específico en donde debemos trabajar como industria es la interacción con las entidades gubernamentales para revisar, actualizar y proponer las normativas que nos ayuden a garantizar la seguridad de usuarios y reglamentar la eficiencia energética en instalaciones.
Es bien sabido que los desarrollos tecnológicos con opciones de menor GWP (Potencial de Calentamiento Global) pueden representar también un desafío en términos de seguridad (altas presiones, inflamabilidad o toxicidad, según la solución), y por lo tanto, una activa participación no solo de fabricantes, sino de la industria en general, es vital para contar con el cuadro normativo que garantice la sostenibilidad.
Adicional a un cuadro normativo robusto, es esencial trabajar de manera conjunta en la educación de proyectistas, usuarios finales, técnicos y contratistas para una correcta aplicación de tecnologías emergentes y ajustes de la base instalada. Para propiciar una verdadera infraestructura sostenible, es importante tener presente la interdependencia de los componentes de un sistema durante sus procesos de instalación, puesta en marcha y operación a largo plazo. Dicho en otras palabras, debemos ser capaces de brindar educación integral que vise por la sostenibilidad y no por tecnologías específicas.
Y si bien la educación operativa y de aplicación de tecnologías es importante, no debemos dejar de lado la educación corporativa sobre sustentabilidad y sostenibilidad, para que las empresas sean lideradas desde esta perspectiva y se pueda generar un entorno de valor que inicie antes de la concepción del producto o instalación.
Como último punto, es de suma importancia que, por medio de asociaciones industriales y la interacción con usuarios finales, promovamos iniciativas que sobrepasen las expectativas de reducción de emisiones. Es necesario que sea la infraestructura sostenible lo que marque la pauta del desarrollo, y no la carencia o necesidad, y esto es algo que solo se puede lograr si se colabora con una visión a largo plazo y de manera conjunta.
Alonso Amor
Ingeniero Mecánico Eléctrico, cuenta con más de 15 años de experiencia en la industria de la Refrigeración y Aire Acondicionado trabajando principalmente en el área de ingeniería de aplicación con posiciones en México y Brasil. Actualmente se desempeña como Director de Servicios de Ingeniería para el Norte de América Latina en COPELAND Commercial and Residential Solutions.